Me recuerdo con alegría el día en que inicié el retiro para catequistas en la Casa Tétela en Cuernavaca-Morelos, en compañía del párroco Joseph Mahamba, Maricarmen Martínez Álvarez, Bollo Aurora Maltos y su esposo Rafa Martínez Guízar, junto con trece hermanos miembros de la parroquia de San Andrés Apóstol.
Cuando me inscribí para este retiro, solo esperaba ansiosa esta fecha ya que desde hace un tiempo atrás ya me había llamado nuestro Señor, para servirle como catequista, pero yo lo realizaba desde mi hogar. En varias ocasiones el padre Joseph me invitaba a participar en el grupo de la catequesis de la parroquia de San Andrés Apóstol, pero por falta de compromiso mío no lo llevaba a cabo.
El día que me presenté para irme al retiro, decidí ser obediente a que continuara, en adelante, para que, a través de mi servicio de dar la catequesis, mi fe se fortaleciera y cumpliera fielmente el llamado que Dios me ha hecho.
En esos días compartieron el párroco Joseph, Maricarmen, Bollo y Rafa. Dieron varios temas hermosos en donde mi fe se reafirmó y aprendí más acerca de Dios.
Agradezco a nuestro Señor todas las bondades que recibimos día a día, simplemente el haber compartido estos momentos con gente tan maravillosa, tan comprometida con el servicio que Dios les a destinado. Por este motivo quiero ser como ellos, al comprometerme y dejarme guiar.
Después del retiro se llevó a cabo siete platicas más cada quince días. Nos reuníamos en la parroquia los viernes por la tarde. Estos momentos eran muy emotivos y nos ayudaron a seguir conociendo a Jesucristo.
Los domingos nos reuníamos con un grupo de papas de jóvenes que se están preparando para su primera comunión y confirmación. A través de estas pláticas que se realizan de forma consciente y con responsabilidad, se les quiere transmitir la fe a partir de la meditación del evangelio.
Estoy agradecida con Dios por darme la oportunidad de servirle a través de este apostolado. De igual manera, quiero agradecer a los sacerdotes de mi comunidad que son unas personas extraordinarias y entregadas al servicio de Dios y del prójimo.
Mi agradecimiento va igual a los coordinadores del grupo de catequista. De verdad, tengo mucho que aprender de ellos. Su fortaleza en el compromiso con Dios, su sencillez, su sentido de responsabilidad, me han ayudado mucho a seguir adelante.
Queridos hermanos, los exhorto a conocer a Dios a través del Evangelio. Dios nos ama. No estamos solos. Seamos instrumentos para el servicio de Dios. Que Dios los bendiga siempre y que estén muchos años en seguir sirviendo a Dios y a su pueblo en nuestra parroquia de San Andrés Apóstol.
Irma Ramírez, Catequista
Comments