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  • Foto del escritorSébastien Bangandu

Los adolescentes estamos acostumbrados a tener una vida muy rápida y casi siempre contrastada con la libertad, somo seres que por naturaleza buscamos experiencias que nos hagan sentir riesgo, nos gusta encontrar momentos que nos hagan sentir nuevos y vivos. Sin embargo, dentro de todo lo que como jóvenes podemos aprender y ser, en algún momento siempre buscamos encontrarnos con alguien que nos haga estar protegidos y Dios es esa parte que la mayoría de los jóvenes buscamos, aunque muchas veces nos reusamos a tenerlo presente.

Es por ello que, el D'alzoniano, es una ayuda para toda persona, pero especialmente para nosotros los jóvenes, es esa pieza que hace la entrega del llamado de una manera más sencilla y así para quienes queramos escuchar participemos dentro de todo lo que Dios en su grandeza nos ofrece. En un sentido más general, a muchos nos ha enseñado como lograr ser siempre mejores y reconocer que dentro de tanta fragilidad podemos seguirlo. La búsqueda del llamado de Dios por medio del venerable padre D'alzon nos ha hecho reconocer que la vida en cristo se trata de sentir y de ser.

Nuestro encuentro Dalzoniano de este año se llevó a cabo en la parroquia asuncionista Santiago Apóstol de Tlilapan, del 19 al 21 de noviembre 2021, sobre el lema: ‘En busca del rebaño junto a Manuel D’Alzon’.

Como en cada D'alzoniano, tratamos de seguir los objetivos apostólicos de D'alzon, uno de ellos es mostrar la animación de peregrinaciones como manifestación de fe. Este año no fue la excepción, después de un largo periodo en el que la iglesia tuvo que buscar nuevas maneras de evangelizar por la situación que se vive (COVID-19), con las medidas necesarias, se hizo de forma presencial.


Lo importante era que como jóvenes volviéramos a tener un acercamiento con Dios por medio de nuestro venerable padre Manuel D'alzon y así pudiéramos encontrar la fuerza para reconocer que Dios es importante en toda circunstancia; marcamos mucho “la búsqueda del rebaño” como el medio por el cual los jóvenes pudieran aceptar que cuando Dios toca nuestros corazones aún después de estar perdidos podemos ser parte de él.

Fue muy complicado acercarnos nuevamente como consejo y como joven adolescente, se sentía la duda, inquietud y considero que por haber sido el primer encuentro después de dos años, era completamente normal. Así que como equipo de Fraternidad Asuncionista comenzamos a mostrarnos y demostrar a los jóvenes que con libertad podían bailar, reír, jugar y orar, fue increíble como todos pudieron entrar en confianza.


Los jóvenes comenzaron a vivir aun con más sinceridad el encuentro y pudimos observar cómo se integraban y comenzaban a vivir su propia experiencia. Logramos divertirnos con diferentes juegos y diferentes dinámicas: cantamos, bailamos y también reímos. Tuvimos una caminata muy pequeña en la que mostramos la felicidad de seguir a Dios.


Fuimos a diferentes hogares, como coordinadores nos encargaron de distribuir a los jóvenes por equipos e ir en busca de hermanos que necesitaran ayuda y como no fue posible ayudar a todos, visitamos algunas familias; con la ayuda de la comunidad pudimos llevarles una despensa y al mismo tiempo logramos entablar una conversación en la que el centro era Dios.

Convivimos durante tres días, se dieron diferentes charlas, y en ellas se pusieron actividades que nos sirvieran para reflexionar como vivimos nuestra vida, que podríamos mejorar de ella y con qué herramientas pudiéramos sentirnos tal vez más preparados, también tuvimos la oportunidad de escuchar a religiosas, jóvenes laicos y misioneros con su testimonio y así presenciar cómo ha sido su vida con Dios presente.

Por todo lo difícil que es ahora seguir a Cristo y atraer a más jóvenes para conocer a Dios, desde mi perspectiva se logró en ciertas personas el objetivo y es que encontramos a jóvenes dispuestos a continuar este proceso de encuentro con el señor por los diferentes medios o las diferentes formas. Algunos nos hablaban de la hora santa en la que se trató de profundizar y en la que para quien logro abrir su corazón pudo encontrar al Espíritu Santo.

Otros mostraban más interés por las alabanzas y las reuniones comunitarias, eso nos alienta y no nos cierra la posibilidad de mostrarles que es igual de potente encontrar al señor en la eucaristía, nos anima a mostrarles que Dios nos da todos los días la oportunidad de sonreírle a la vida y mostrarle que por medio de la felicidad él nos da el don de la evangelización y al mismo tiempo de la vida. Puedo decir que los objetivos y las perspectivas se cumplieron.

Cómo equipo de FRAS, puedo decir que, con aún más entusiasmo, queremos seguir construyendo el reino de Dios, buscando en los pueblos lejanos, con nuestro testimonio, a jóvenes dispuestos a decirle sí al Señor.

Al final, fuimos, somos y seguiremos siendo Fraternidad Asuncionista (FRAS), equipo que va más allá de las fronteras con ayuda de nuestros hermanos Agustinos de la Asunción en busca del rebaño perdido, de la mano del padre Manuel D'alzon.


Ingrid Zepahua, miembro de FRAS

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  • Foto del escritorSébastien Bangandu

Actualizado: 17 nov 2021


El día 13 de noviembre, día en que los Agustinos de la Asunción celebran a los Mártires Búlgaros, en la parroquia de San Andrés Totoltepec, recibimos el gran anuncio, la buena nueva de nuestra salvación, de parte del grupo de Payasos Eucarísticos Misioneros, en un retiro que tenía como tema: "Vivir la fe con alegría", de las 11:00 de la mañana a las 8:00 de la noche. ¡Pero fue de una forma única! Todos fuimos cómo niños, reímos, cantamos, y lloramos al ir abriendo nuestro corazón a nuestro señor Jesucristo.

En efecto, el grupo de Payasos Eucarísticos Misioneros está conformado de una familia completa, papá, mamá, hijos, y su nietecito y llevan ya 11años evangelizando con alegría. Todos con su misión tan clara, "mostrarnos el rostro misericordioso de Dios" por medio de su testimonio y alegría.


El propósito del retiro fue el de animar y reactivar la vida pastoral de la parroquia con el show de los payasos eucarísticos misioneros. Hubo como 100 personas que acudieron a dicho retiro y disfrutaron de las dinámicas que se llevaron a cabo. Primero nos mostraron el amor de DIOS por medio de una historia realizada con marionetas. Poco a poco, nos fueron llevando a reflexionar sobre nuestra propia vida.

Luego nos compartieron su testimonio de vida, de cómo ellos como familia decidieron vivir sin la presencia de Dios y no fue la mejor decisión, hasta que nuevamente por medio del arrepentimiento regresaron a la casa del padre. Primero lo hicieron mamá y papá, y los hijos siguieron su ejemplo.


Finalmente, por medio de la última dinámica tuvimos la oportunidad de vernos como en un espejo ´por medio de una caja de regalo, en cuantos errores caemos al evangelizar, por ejemplo, el protagonismo, el querer apropiarse de los ministerios, el pretender ser Dios, y al final rompimos con todo eso que no nos deja acerarnos a Él.

La caja quedo simple, sencilla y allí dentro estaba Jesús Eucaristía. Esta dinámica me encantó porque nos dice que, dentro de un corazón sencillo, humilde y sin tanto adorno, allí esta Dios. Verdaderamente fue una muy bella experiencia.


Mi experiencia personal, me indicó la hermosa forma de evangelizar con alegría y testimonio. Cada momento fue único y especial, nada improvisado. Se pudo sentir el compromiso, el amor y la oración que esta familia tiene para llevarnos el mensaje evangélico.

Mi compromiso como hija de Dios y bautizada, es no desfallecer y siempre perseverar, para que algún día toda mi familia, pueda dar tan hermoso testimonio, orar a tiempo y destiempo, y siempre ser el rostro de Jesús por donde quiera que vaya.

No me queda más que agradecer a Dios, por mostrarme que la alegría reside en uno mismo, y que solo debemos estar dispuestos a abrir nuestro corazón. Gracias a nuestros sacerdotes Agustinos de la Asunción por abrir estos espacios que dejan una gran riqueza.

Maru Copado, Laica Asuncionista


Les dejo aquí algunas impresiones de unos participantes:



"Me llevo una bonita experiencia del retiro, nunca había vivido un retiro con payasos eucarísticos, y la verdad fue algo muy padre, muy dinámico y reflexivo. Me lleno de mucha alegría al saber que eran una familia, gracias a ellos pude tener la esperanza de que con ayuda de Dios toda mi familia pueda estar unida a la iglesia" (Evelyn Barrientos Copado, Joven misionera).

"Agradecemos a los Payasos eucarísticos misioneros. Felicitaciones por su compromiso misionero y colaboración para que las familias cristianas vivan su fe con alegría. Personalmente me motivó a ser evangelizador y motivar la comunidad. Mil bendiciones a todo el equipo" (Padre Joseph Mahamba, a.a.)

"El retiro de los payasos eucarísticos misioneros, me enseñan una nueva forma de evangelizar, que no tiene por qué ser aburrido, sino animar a todas las familias de una manera atractiva, diferente, dando gloria a Dios con alegría y Amor. Acercar a los niños a Dios bajo la mirada de Jesús eucaristía y mamita María. La experiencia que me deja es seguir renovándome con gran alegría para seguir anunciando el Reino de Dios" (Obdilia Tapia Martinez).

"Vivir la alegría de Dios es un regalo maravilloso que tenemos que agradecer. Ya que la alegría es la certeza de que Dios está con nosotros. Reír es un abrazo de Dios" (Padre Francisco Huerta Tzintzun).



"Creer en Dios que se manifiesta de diferentes maneras, y nos invita a seguir siendo como niños, para entrar al Reino de Dios. Que nos regala la pája del pesebre para cambiar nuestro corazón a la compasión. Que Jesús sigue siendo nuestro amigo. El retiro fue nuevamente un encuentro con Jesucristo a seguirlo en nuestro caminar" (Juan Manuel Miranda, Laico Asuncionista).



"Buena técnica, para llegar a familias, principalmente jovenes. La adoración con asistencia de niños, sugiero sea en lenguaje para niños. Buenas refexiones aterrizadas, solo sugiero iluminarlas con citas biblicas" (Olga Díaz, miembro del consejo parroquia




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  • Foto del escritorSébastien Bangandu


Veronika Jaster
Veronika, Jesús Alberto, Francisco, Esmeralda

Después de su voluntariado misionero en la parroquia Santiago Apóstol de Tlilapan-Veracruz,Veronika Jaster, una joven estadounidense nos cuenta su experiencia al servicio del Reino de Dios con los Asuncionistas y agradece esta oportunidad de servir a la juventud.


Me gustaría agradecer sinceramente a la comunidad asuncionista por la oportunidad de servir con la Congregación en México y encontrar el amor de Dios durante mi estancia allí. Pasé dieciocho días en el centro parroquial de los Asuncionistas en Tlilapan, Veracruz. A través del trabajo voluntario y la inmersión cultural, fue una alegría servir, aprender y compartir la vida con todas las personas que conocí.Con el sol fluyendo sobre las montañas onduladas, repartiendo cortinas de calor en el aire todavía frío, el día comenzaba con la oración matutina y la misa en la capilla, seguida de un desayuno compartido. En la tarde, de lunes a viernes, daba clases de inglés al grupo pastoral juvenil, en un salón de la parroquia.


Empezábamos cada clase con un ejercicio oral informal, o con un resumen de lo que habíamos trabajado el día anterior. Con cada nuevo tema, realizamos ejercicios e hicimos un juego de expresión oral para practicar el concepto de una forma más cautivadora. Aprecio la receptividad y las ganas que tenían los alumnos de participar.

Mientras no estaba en clase de inglés, acompañé a los sacerdotes a sus ministerios en los alrededores. En las pocas semanas que estuve allí, asistí a una boda, a dos quince años, a un bautismo, a una unción de los enfermos, a un funeral y a la celebración de la fiesta de la Asunción de María.


A través de todos estos sacramentos y eventos, me quedó claro que Dios está en el centro del amor familiar que florece en la cultura mexicana, ya sea por la alegría o el dolor. Vi el compromiso de su amor en el cuidado incesante de una mujer por su marido enfermo, escuché su guía en el discurso agridulce de un tío a su quinceañera, olí su desgarro en el incienso que elevó las oraciones por un hijo fallecido, saboreé su unidad en un pastel de bodas, y sentí su poder triunfante a través de los estallidos de los fuegos artificiales.

El regalo de las nuevas amistades trascendió las diferencias de costumbres y del idioma, sin disminuir la riqueza de esta diversidad. Fue una alegría encontrar nuevos vecinos a amar y con los que pude compartir aventuras, desde saltar a los ríos hasta escalar montañas, desde visitar la bulliciosa Orizaba hasta explorar la cultura pueblerina en Tlilapan, y desde aprender a bailar cumbia hasta enseñarles el Cotton-Eyed Joe.


Muchas gracias de nuevo a la comunidad Asuncionista por esta oportunidad de voluntariado y por la inmersión cultural. Tendré su misión en mis oraciones y espero que mi experiencia inspire a otros a descubrir y compartir a través de este programa, todo para la gloria de Dios. ¡Saludos!

Veronika Jaster


 

Para más información sobre el Programa de Voluntarios Asuncionistas, póngase en contacto con tomasz.jaster@assumption.us o llame al +1 (617) 783-0400.


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