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Actualizado: 25 may 2024

Adelantarse, tomar la iniciativa, salir al encuentro del otro: vecino, alejado, indiferente y llegar a los cruces de los caminos, para compartir la alegría del Evangelio (Cf. EG 24) tal fue el motivo de la realización de la misión intensiva de este año en la parroquia San Andrés Totoltepec.

Asimismo, quisimos estar en sintonía con el proyecto arquidiocesana del foro de los alejados que nos invita a encontrar nuevas estrategias que favorezcan un acercamiento real con los hermanos alejados que ya no comparten nuestra fe, con aquellos que están resentidos por cualquier motivo con la Iglesia o aquellos que se han alejado y no viven su fe con entusiasmo y alegría.

Esta misión se realizó del 12 al 19 de mayo en el sector de la Palma, capilla de Nuestra Señora de Guadalupe. La misa de envío tuvo lugar el domingo 12 de mayo en la misma capilla a las 9 am.

El evento fue precedido por un tiempo de preparación intensivo organisado por el equipo de evangelización. Tras los preparativos de dicha misión, fueron convocados María Del Socorro, encargada de la capilla y todos los integrantes de las pastorales y ministerios de la parroquia el día 19 de abril 2024 en la reunión del Consejo Pastoral Parroquial.

De manera especial, se invitaron a los integrantes de Pastoral juvenil Maranatha de La Palma, Catequesis La Palma, Pequeñas Comunidades, Casas de Oración, participantes del retiro Kerigmático de marzo, Liturgia y MESAC.

 

Luego se organizaron tres encuentros de preparación del equipo misionero en la parroquia. Para asegurar una mejor promoción del evento, se realizaron avisos en todas las misas de domingo, se colocaron carteles y volanteo en diferentes puntos estratégicos del sector. El visiteo intensivo casa por casa contó con la participación de dos presbíteros y de todas las fuerzas vivas de nuestra parroquia, encabesado por el equipo de evangelización.


Además, nos facilitó encontrar los hermanos católicos que desean rehacer su experiencia de fe y los no practicantes o indiferentes a nuestra Iglesia católica. Nos convertimos en una verdadera "Iglesia en salida" en busca de los hermanos a sus domicilios y en diferentes ámbitos en donde se desenvuelven. Unos nos abrieron las puertas de sus casas, si embargo, otros no nos permitieron dialogar con ellos.

Mientras hacíamos nuestras rondas, un equipo de misioneros permanecía en la capilla realizando la hora santa para sostener el trabajo apostólico que íbamos realizando. De regreso en la capilla, hacíamos una pequeña evaluación del visiteo y programamos el apostolado del día siguiente.

El jueves 16 de mayo terminamos de visitar una gran parte del territorio de la Palma. El día viernes 17 de mayo nos quedamos en la capilla para compartir el Kerigma corto. Por varios motivos, este día no vinieron muchos misioneros. Algunos de nosotros fuimos al Seminario Menor de México para participar en la Asamblea Arquidiocesana, en el foro de los alejados.

El día sábado 18 de mayo de 4 a 7 pm, realizamos nuestra visita en una zona difícil donde casi no nos abrieron las puertas de sus casas. Aceptamos esto como parte de los reveses de la misión.

Nuestra gira misional se clausuró el domingo de Pentecostés con la misa solemne y un convivio fraterno. Fue tan grata la alegría de la comunidad que al finalizar la misa algunos misioneros expresaron su alegría de haber participado a este evento.

Agradecemos a Dios esta oportunidad que tuvimos de poder evangelizar dentro de nuestra parroquia. Un reconcimiento especial al equipo de evangelización por haber animado a los grupos parroquiales a participar activamente en esta misión.


Los nuevos desafíos de nuestro mundo son para la Iglesia y para cada uno de nosotros nuevas llamadas a proseguir nuestra misión evangélica con entusiasmo siempre renovado. Atentos a los “signos de los tiempos”, la constante referencia al mandato misionero del Resucitado, nos permitirá de seguir compartiendo con firmeza la alegría del Evangelio.

Lo principal es que permanezcamos abiertos y dóciles a la acción del Espíritu Santo, atentos para «reconocer cómo podemos cumplir mejor esa misión que se nos ha confiado en el Bautismo» (Cf. Gaudete et exsultate, n.174).

Por Sébastien Bangandu Mwanza, a.a.


TESTIMONIOS DE LOS MISIONEROS


Fue muy emotiva la misa de envío ya que esta nos fortaleció para salir a visitar a los hermanos de la colonia de la Palma .


Al ir tocando cada puerta me daba nervios y emoción, porque daríamos el testimonio del amor y misericordia de Dios.


Algunos vecinos nos abrieron y nos escucharon, tros no. Pero no perdimos el ánimo o al menos yo.


Y pedía a Dios tener paciencia y seguir con nuestra misión de llevar la Palabra.

Claudia López, misionera

Capilla del Espiritu Santo - Lomas




Mi experiencia de la misión intensiva que duró del domingo 12 al domingo 19 de mayo fue de ir a tocar puertas y anunciar el Evangelio de Jesús.  Me encontré con hermanos tristes, sin tiempo para escuchar el anuncio del Evangelio; otros enojados y otros más felices que también realizáramos el visiteo en su colonia.


Algunas personas no nos abrieron las puertas porque no estaban; otras sí estaban, pero no tenían tiempo; a otras no les gustó porque ya nos parecíamos a los hermanos separados.


Pero también encontramos a personas con las que platicamos y tenían mucho dolor de pérdida de familiares; otras que se habían ido a otras religiones y que experimentan varios problemas.


Hay personas que saben mucho de la religión católica pero no les interesaba compartirlo con nadie. Otros hermanos felices porque siempre están en comunión con Dios y el ha sido siempre su refugio en todos los momentos difíciles de su vida.


En fin, oímos muchos testimonios maravillosos. Creo firmemente que Dios nos acompañó siempre y nos guío con su Espíritu.  Gracias a los hermanos de la evangelización por su invitación a misionar.

Elena García, misionera.

Capilla del Sagrado Corazón de Jesus - Viveros



 
 
 

A las 9:00 de la mañana participé en la primera misa celebrada por el padre Librado Panzo, párroco de dicha parroquia. Al fin de la misa, tres niños recibieron el sacramento del bautismo.

En su homilía, el padre Librado nos habló de la vocación a la vida religiosa y sacerdotal, invitando a los papas a animar a sus hijos para que se involucren al servicio del señor. También les pidió rezar por las vocaciones a la vida religiosa, sacerdotal y por todos los sacerdotes o consagrados al Señor.

Luego, fuimos a la capilla de Nuestra Señora de la Soledad dónde hubo celebración del sacramento de matrimonio de dos parejas y bautismo de una niña de una de las dos parejas.

Al finalizar la Misa, tuve la oportunidad de presentar primeramente nuestra congregación de las Oblatas de la Asunción, nuestro carisma y espiritualidad, nuestras obras apostólicas, países en los que se hace presente nuestra congregación en el mundo.

De la misma manera presenté la congregación de nuestros hermanos Agustinos de la Asunción con los que fuimos fundados por el Venerable padre Manuel d’Alzon y con quien colaboramos en nuestras obras.


Como resultado de esta salida misionera, tres jóvenes entraron en contacto conmigo pidiéndome que las acompañara y rezara por ellas para que el Espíritu de Dios les ayude en su discernimiento y les oriente donde Dios las quiere para servirle.

Con ellas, compartimos un buen momento de alegría y platicamos durante la comida que ellas me ofrecieron al final de la segunda misa. A las 5 de la tarde me puse en camino de regreso a mi comunidad, contenta del apostolado realizado.

Fue por mí una buena experiencia de pastoral vocacional y un buen encuentro con las jóvenes.


Le doy gracias a Dios que me permitió hacer esta experiencia y al padre Librado quién me recibió con mucha alegría y me ofreció este espacio para realizar este apostolado. Rezo para que Dios dispone los corazones de jóvenes para el servicio del Reino de Dios en la vida consagrada. ¡Que venga tu Reino Senor!

                                                                   Hna. Felicitas KAMBIA, O.A.

 
 
 

Personalmente y como grupo, lo que más nos motivó fue que nos pidieron echar una mano colaborando al padre Enrique Tlaseca Carbajal, párroco de Santo Tomas de Aquino, municipio de Tlapanalá, en el estado de Puebla. La parroquia cuenta con más de diez capillas. Éramos un equipo de 15 misioneros repartidos en cuatro equipos. Nos tocó atender las capillas de Calmeca, Coatepec y Tepexco. Llegamos a Calmeca en la temporada seca que es parcialmente nublada y muy calurosa.

 

La primera tarea fue visitar hogares y orar con ellos. Esto nos ayudó a impregnarnos de la realidad concreta y diversa del pueblo. Después, animarlos con algunas actividades de encuentro, formación y diversión, sin olvidar las propias de la Semana Santa como la liturgia de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, los Vía crucis, rosarios y procesiones, entre otros.

 

Me impactó ver a las personas cargar las baterías del alma con una hora de rosario desde las cinco de la mañana para después salir juntos al pueblo a visitar a los enfermos, saludar las familias e invitar a las actividades propuestas por el equipo misionero. Y nuestros pies, bañados por los últimos rayos del sol poniente y cansados de haber caminado durante casi todo el día, iban a descansar en paz.

 

Compartimos con gente muy estupenda y generosa. Nos abrieron sus casas para compartir con ellos el día a día de su vida, las comidas, sus dudas, penas, alegrías y esperanzas. Pues lo poco que tienen se los dan con el corazón en la mano y son felices por dárselo.

 

En realidad, Cristo se hace presente a través de todos estos gestos sencillos y fraternales. Está presente en alguien que te regala un vaso de refresco, en alguien que sacrifica su tiempo para llevarte de una capilla a otra, en las tortillas calientitas, recién hechas y buenísimas con las que te reciben para comer, en la fe de cientos de personas que se quieren confesar o hablar con un sacerdote, en las iglesias llenas todos los días porque pueden tener misa diaria…

 

Más que un tiempo de actividad, nuestra presencia como misioneros significó mucho en el pueblo, en el sentido de que tuvo un impacto positivo en medio de la comunidad. Porque al final, llegan a ver una Iglesia todavía viva y joven, gracias a la presencia masiva de jóvenes y niños que siguen creyendo y teniendo fe en Jesucristo. Es que la sola presencia de misioneros ya toca el corazón.

 

Creo que ir de misión es una mejor manera de vivir la Semana Santa, ya que te permite descubrir nuevas comunidades y, por consiguiente, nuevas formas de celebrar, de expresar la fe cristiana, de ser Iglesia. Más bien, es regresar a casa, o bien dicho, a lo ordinario, y aprender a valorar más todo. Finalmente, es comprobar realmente el dicho de que "Hay mayor alegría en dar que en recibir" (Hch 20,35).


Sébastien Bangandu Mwanza, a.a.

 
 
 

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