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Foto del escritorSébastien Bangandu

Campamento 2024: Jalapilla

El sábado 20 de julio a las cinco de la tarde, llegamos a Jalapilla, lugar del campamento donde ya estaban los chicos reunidos. Nos acompañó el hermano Rafael Huerta y la hermana Elizabeth Velázquez durante el encuentro.


No llegaron muchos jóvenes, pero la experiencia espiritual fue lo mejor que pudimos compartir. Comenzamos participando en la misa y, posteriormente, llegó la cena y aprovechamos el momento para presentamos cada uno y compartir nuestra experiencia como laicos y religiosos.

Dentro de las experiencias contadas cada uno rescataba la esencia de lo que ha sido compartir el reino de dios a través de las misiones y los diferentes eventos, además cada uno compartía una parte de su carisma como persona, esto es algo que personalmente me agrada, pues las distintas personalidades hacen que compartamos en comunidad y que nos mantengamos unidos como grupo de Fraternidad Asuncionista.

Y por supuesto, no faltaron las risas cuando cada quien contaba alguna anécdota o suceso gracioso, además cabe recalcar que en este encuentro nos acompañaron tres chicas nuevas quienes también compartieron su relación con la Iglesia y lo que las había motivado a participar en la velada.

Estábamos a punto de terminar la cena cuando comenzamos a hablar de inquietudes dentro de la comunidad con respecto al acompañamiento y trabajo de FRAS y nos abrimos a un nuevo dialogo en el cual como jóvenes encontramos oportunidades. Un punto importante fue hablar acerca del acompañamiento, comenté que quizá deberíamos mejorar en el acompañamiento espiritual, ya que así podríamos ofrecer una mejor imagen en donde los chicos nuevos se sientan con la confianza de participar en los diferentes eventos que surgen a lo largo del año y de esta manera podríamos atraer más jóvenes.

Uno de los temas relevantes también fue la relación que hay entre los religiosos, sacerdotes y jóvenes en FRAS, pensamos que, debido a la falta de atención, muchos jóvenes se han ido retirando, pues la comunidad requiere de la unión de jóvenes y religiosos para que no nos apartemos unos de otros, sino que trabajemos en unidad.

Un tema más fue la importancia de las misiones y el impacto que podríamos generar en los jóvenes si planeamos con estrategia las misiones y los encuentros d'lzonianos próximos. Terminamos la cena y tuvimos un momento de oración donde reflexionamos sobre la manera en que Dios actúa a través de nosotros y cómo nos transmite su esencia de manera particular para estar en su presencia.

Después de un rato de adoración pasamos al momento de la fogata y comenzaron de nuevo las risas por que la leña no encendía a pesar de usar combustible, pero los esfuerzos rindieron frutos cuando a "cascarazos" comenzó a humear y poco a poco encender hasta tener una llama lo suficientemente cálida para calentarnos a todos. Una vez encendida la fogata, comenzó a ambientarse más la noche cuando quisimos cantar algunas canciones populares con la guitarra, medio desafinados y apenados, pero poco a poco y sin darnos cuenta ya estábamos haciendo karaoke.

A la mañana siguiente, durante el desayuno, cada uno compartió su experiencia del encuentro y esta es una más de las que vivimos dentro de los encuentros con Fraternidad Asuncionista. Creo que el simple hecho de compartir nuestra esencia y experiencia como jóvenes católicos hace que nos mantengamos unidos en comunidad, a pesar de ser pocos, estas reuniones hacen que vivamos una fe más pura demostrando nuestro amor a Jesucristo.

Vivimos en una realidad donde la juventud está cansada y quizá desilusionada y por eso mismo no nos permitimos experimentar el misterio del amor de Dios, de un dios joven, divertido, alegre y amoroso. Pienso que como jóvenes nos perdemos fácilmente con los distractores que el mundo nos ofrece, dejándonos con una vida vacía y sin sentido, alejados del amor de Dios.

Regresar a la casa del Padre suele ser una tarea difícil, sin embargo creo también que los que tratamos de acercarnos a experimentar ese misterio tenemos la responsabilidad de compartir con los demás, mostrar con carisma y alegría aquello que vivimos en encuentros como este, donde se trabaja y fortalece nuestra vida espiritual, enriqueciéndola con nuevos aprendizajes y la compañía de nuevas amistades que comparten ideas similares a las nuestras; estamos haciendo una iglesia enriquecida por un alma joven, aun con las dificultades, miedos, fracasos  que conlleva seguir a Cristo, pues no dejamos de ser seres humanos.

Después de este encuentro me voy convencido de que es necesario trabajar por una Iglesia joven, no me imagino una Iglesia sin los jóvenes, es necesario continuar trabajando por y para Dios a partir de las habilidades que él me ha dado para atraer a aquellos a quienes llama con cariño y ternura y que solo necesitan sentirse escuchados y abrir las puertas a aquel que toca corazones con sus palabras. Me agrada recordar cada uno de estos momentos en los cuales he vivido mi fe al lado de más jóvenes como yo, donde he compartido alegrías, sonrisas, abrazos y uno que otro llanto, llenando mi alma de un amor incomprensible.

Mauricio Apale

Fraternidad Asuncionista

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